La industria creativa es más grande que casi todas las demás industrias, excepto la militar. No aprendas música para mejorar en otra cosa. Aprende porque es buena por sí misma.
La música (y las demás artes) contribuye a nuestra felicidad y sensación de bienestar . Si has estado en una boda, sabes que la música amplifica tu sensación de alegría. Si has sufrido una pérdida, recuerdas que la música te ha consolado. Si ha tenido un día duro en el trabajo, sabe que la música puede hacer que su trabajo sea más fácil. Afortunadamente, todos hemos experimentado sus muchos beneficios positivos a este respecto. La música me ayudó a recuperarme cuando estaba enfermo y me apoyó en la recuperación de las heridas relacionadas con la guerra. También te ayudará.
Las artes son un motor importante de nuestra economía
Si eres pragmático y los beneficios personales y emocionales de la música no te convencen, considera que las industrias creativas, según el Departamento de Comercio de EE. UU. , con el 3,2 % del PIB de EE. UU. en 2012 (546 000 millones de dólares) son más grandes que las siguientes Sectores industriales: automotriz, aeroespacial, bienes de consumo (como su Android o iPhone), maquinaria y equipo, tecnología médica, semiconductores, software y TI, textiles y viajes y turismo. Es un hecho que las industrias creativas impulsan más la economía que los automóviles, y eso es asombroso. No dejes que nadie te convenza de que las artes no son una carrera viable, es una industria enorme.
Como dice el refrán; lo único que tenemos garantizado es la muerte y los impuestos. Lo que me lleva al siguiente punto de los ingresos fiscales. No se puede negar la recaudación fiscal que generan la música y las artes. No vivimos en el vacío y las artes están conectadas con nuestro modo de gobierno. Si lo piensa bien, las carreteras por las que circulan nuestros coches están pavimentadas y las escuelas a las que asisten nuestros hijos se financian, en gran parte, con los ingresos de las artes. ¡Quizás sea hora de agradecer a tu artista local por la contribución a estos bienes públicos!
A menudo escucho a educadores de música y otros educadores de arte comentar sobre su trabajo con frases como "La música te hace más inteligente" o "Las lecciones de música te ayudarán a mejorar en lenguaje o matemáticas". Si bien entiendo la pasión, desearía que no se enfocaran en esto, ¡porque la música es buena en sí misma! No se trata solo de apoyar algo más.
Puede ser inútil cuando nosotros, como educadores de música o artes, nos enfocamos en tales afirmaciones; ¿Es entonces una sorpresa que cuando los recortes presupuestarios llegan a nuestras escuelas, los primeros cursos que se recortan son las artes? En esta línea de pensamiento, si las artes existen para apoyar materias 'básicas' como matemáticas y ciencias, entonces, por supuesto, los administradores primero eliminarán estos cursos 'de apoyo'. Es un perjuicio retratar las artes en un papel secundario. En cambio, deberíamos hablar sobre las formas positivas, inmediatas y primarias en que las artes benefician nuestras vidas y nuestra economía.
Si bien las industrias creativas ya son una industria importante, el valor real de esta industria podría ser mayor de lo que muestran los números. Ha habido un aumento en el volumen de música, arte y entretenimiento producido durante la última década, también ha habido una caída en los ingresos totales debido a la piratería digital desde que la industria pasó a la reproducción digital en lugar de mecánica y presencial de obras de arte. Si valoras el arte lo suficiente como para mirar o escuchar, asegúrate de compensar a sus creadores. Es simplemente lo correcto.
Este artículo sobre la compensación se aplica a los trabajadores independientes, pero la idea también se aplica a cualquier creador.
Para recalcar, no desalientemos a nuestros jóvenes a estudiar música y arte, o peor aún, evitemos que lo hagan desfinanciando estos cursos. Las artes son buenas para nosotros como individuos y para nuestra economía, ya que indirectamente financian nuestra infraestructura pública y otros servicios públicos.
En cambio, promovamos las artes, por el bien que son en sí mismas. Animemos a otros a ser parte de esta valiosa industria que mejora nuestras vidas como individuos y como sociedad. Entonces, ¿deberías estudiar música porque te hace más inteligente? Te propongo en cambio que estudies matemáticas porque te hace mejor en la música.
La música no es un arte y créeme que cuando aclaremos esto se van a acabar muchísimas polémicas. La música no es un arte, la música es un lenguaje y con ese lenguaje podemos hacer obras de arte, pero también podemos hacer cosas que no son arte o cosas que son artísticamente irrelevantes aunque siga siendo música.
¿A qué se le puede llamar arte?
Entramos en otra polémica que es importante definir. Obviamente esto es algo muy subjetivo y que cualquiera que quiera o necesite llamarse “artista” lo va a acomodar a su conveniencia. Pero creo que hay ciertas cosas fundamentales en las que todos podríamos estar de acuerdo.
¿Cuando se considera a la música una verdadera obra de arte?
Vamos a comenzar un poco afianzando esta idea de que la música es un lenguaje y que no necesariamente cualquier cosa que se haga con ese lenguaje tiene que ser considerada una obra de arte.
¿Qué es un lenguaje?
Un lenguaje es un sistema mediante el cual el ser humano se comunica. Está el lenguaje escrito, el lenguaje corporal, el lenguaje hablado, el de la señas, etc. Tomemos por ejemplo al español; que es un lenguaje tanto escrito como hablado —bueno el español también es un idioma porque es un convenio establecido con sus propias reglas pero como idioma obviamente pertenece al lenguaje— y con el español podemos hacer obras de arte cómo lo hizo García Márquez con Cien años de soledad o Cervantes con El Quijote, pero con el mismo español también podemos escribir la lista de compras del mercado y sería completamente absurdo que por el simple hecho de estar ambas escritas en español [pongamos] una lista de mercado al mismo nivel que El Quijote. No tendría ningún sentido comparar
“La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura”
Imagínense! comparar eso con “un kilo de papas y un paquete de arroz” No se puede! Porque no hay punto de comparación.
Ahora hablemos de arte; por definición y según la RAE; arte es ‘la capacidad o la habilidad para hacer algo, una actividad humana mediante la cual se interpreta al mundo real o se plasma lo imaginado’ y esto se puede plasmar por ejemplo; mediante la pintura, mediante la literatura o mediante la música. Entonces según el diccionario; arte pueden ser muchísimas cosas, pero no podemos quedarnos solamente con este concepto, porque en este conjunto de manifestaciones no todas están al mismo nivel.
En la antigua Grecia —qué es de dónde viene toda nuestra cultura occidental— las artes incluían a todo tipo de oficio, desde el escultor hasta el que hacía la sandalia. Entonces decidieron dividirlas y separarlas de las artes que se perciben a través de lo que ellos consideraban eran los sentidos más elevados; que son el oído y la vista, y a éstas las llamaron las artes superiores. Después en el siglo XVIII a un francés llamado Charles Batteux se le ocurrió unificar las artes bajo el concepto de “belleza” y “buen gusto” y las llamó las Bellas Artes, que eran seis; la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la danza y la literatura. Aquí además se hace otra consideración y es que para entrar dentro de lo que se denomina “bellas artes” las obras deben estar destinadas exclusivamente a la contemplación, es decir; qué no cumplen una función utilitaria.
Cómo ves esto conceptos son bastante delicados, porque por ejemplo; un florero cumple una función utilitaria —que es ser del recipiente de las flores— pero puede tener un nivel de elaboración que no es necesario ni contribuye al bienestar de las flores sino que sencillamente genera belleza y eso lo podría convertir en una obra de arte. Un ejemplo bien interesante de esto es el teclado OP1 que salió en el mercado el 2011. Fue creado por una compañía en Estocolmo llamada Teenage Engineering. En el 2012 el OP1 ganó el premio de diseño en Suecia y después el Museo de Arte Contemporáneo de San Francisco lo incorporó como parte de su exhibición permanente. Es decir, que más allá de su funcionalidad musical y de su versatilidad para la síntesis sonora, muchos lo consideran una obra de arte. Aquí se presenta el problema de que cuando algo se manufactura en serie deja de ser una pieza única y aunque puede seguir siendo muy bonito inevitablemente pierde su valor. Aquí es donde los artistas plásticos se inventaron lo de las ‘series limitadas’ de manera que aunque potencialmente esa obra que hizo el artista podría ser replicada, solamente se imprime un número determinado de veces y eso le da al dueño de la obra cierta exclusividad y a la obra mayor valor.
En 1911 Ricciotto Canudo añadió a la lista un arte que no existía cuándo se hizo la primera clasificación; qué es el cine y por eso es que al cine se le conoce como El séptimo arte. Después siguieron otras propuestas como la fotografía y el cómic y ahora con el mundo digital pues vamos tener que incluir incluso hasta los NFT.
Pero no podemos olvidar que estas son clasificaciones establecidas por individuos, por pensadores, por filósofos, que no dejan de ser más que puntos de vista que con los años se han ido afianzando y se convirtieron en parte de nuestra cultura. Lo importante es que existe una necesidad de darle su lugar y su valor a las obras que merecen un lugar aparte.
Y como yo también soy un pensador, un individuo y alguien a quien le preocupa y le ocupa el tema, me voy a atrever a dar mi propia definición, sin pretender establecer con esto una verdad universal, sino sencillamente; compartiendo mi punto de vista. Para mí
...una obra de arte es una pieza única que cumple la función sublime de elevar el espíritu con su gracia, su belleza y su profundidad y que es capaz de modificar para bien el alma del ser humano.
Eso para mí es una obra de arte. Porque si no limitamos el concepto de arte a aquello que está al servicio de una moral superior entonces tendríamos que considerar arte también lo que hacen muchos ladrones y muchos criminales. Arte tampoco puede ser lo banal, lo simple, lo llano, lo predecible, porque lo predecible lo hace cualquiera y lo que puede hacer cualquiera no tiene un valor especial. Por esto es que ‘un huevo frito’ puede ser muy rico y puede estar muy bien hecho, pero el que yo haga un huevo frito no me convierte en chef. El que yo haga una nota recordándome que ‘debo pagar la renta’ aunque esté muy bien escrita, no me convierte en un escritor.
¿Qué quiero decir cuando digo que una obra de arte debe elevar el espíritu de la persona?
Cuando estaba estudiando en la universidad, los miércoles en la tarde me iba al museo de Bellas Artes, esto era en la Ciudad de Boston, y yo ahí siempre pasaba a visitar un cuadro del pintor Renoir que se llama el Baile en Bougival. Yo contemplé ese cuadro muchas veces, por varios años y cada vez descubría algo nuevo. Primero hay algo y es que el pintor congela un momento cotidiano, un momento de eso que uno fácilmente pasa por alto y que quizás no le das la importancia que deberías darle. Es un día cualquiera en un pueblo de Francia y está esta pareja viviendo un momento hermoso; que es ‘el momento del coqueteo’ el hombre buscando fiesta y ella con cara de ‘no me tocame’ y los de atrás tranquilos con sus vidas, completamente desentendidos, porque allí cada quien está viviendo su momento.
Entonces esa forma de amplificar la cotidianidad, y que además le permite a uno ver su propia historia o sus propias emociones retratadas en el siglo XIX, es algo que te ensancha la vida, que te ensancha el corazón y te invita a ver tus momentos cotidianos con otros ojos. Y a partir de eso ya no eres el mismo.
Yo quedé tan marcado con ese cuadro; que me prometí volver algún día para bailar junto a ellos con mi compañera… y 20 años más tarde lo hice!
Hay una obra de arte que está entre mis favoritas y que es el II mov. de la Suite orquestal n.º 3 de Johann Sebastian Bach. Esto es como un manantial de belleza inagotable, una prueba contundente de que la vida es posible “fabricar cosas” colosalmente hermosas y ante esa magnitud todo se hace chiquito —incluyendo tus problemas— y uno se queda escuchando y contemplando eso como quién está suspendido en el espacio viendo la inmensidad del universo. Entonces es imposible negarse a creer que existe algo infinitamente superior que te inspira y te renueva las ganas de vivir; eso es Johan Sebastian Bach y por eso hoy su música sigue sonando y sigue siendo una las referencias supremas de lo que se puede llegar a ser al combinar magistralmente las notas musicales. Es imposible escuchar a Bach sin sentir que algo intangible se eleva dentro de uno.
Recuerdo también cuando estaba leyendo El amor en los tiempos del cólera de García Márquez, en el libro había un personaje que hablaba maravillas de su país y de sus playas paradisíacas. Y cuándo vuelve por primera vez de muchos años; ve el desorden, ve la basura, ve la pobreza y dice:
“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnífica los buenos y gracias a este artificio logramos sobrellevar el pasado”
Y esa frase se convirtió para mí en un arma importantísima para combatir la nostalgia y para sincerar las memorias. Es decir; me transformó y me elevó al igual que Bach, al igual que Renoir, y al igual que tantos otros que marcaron mi vida y determinaron para mí “lo que debe ser arte” y por eso no puedo esperar menos, y por eso sostengo que No puede Ni debe ser menos.
Se trata de elevar el espíritu con gracia, belleza y profundidad, modificándonos y transformarnos en alguien mejor —aunque sea un poquito— …Y si, hay otras cosas que pertenecen al mundo del entretenimiento, en el caso de la música; hay muchas canciones que entretienen, pero que no te tienen por completo, porque solamente tocan la epidermis de las emociones más básicas y más predecibles —eso no es que esté necesariamente mal— lo que está mal es ponerse a compararlas con las obras de arte. Porque son cosas muy distintas. Cuando dicen que “hay que salvar a la música” en realidad lo único que hay que salvar son las distancias.
La música no es un arte solo por ser música, pero gracias a Dios existen suficientes obras maestras musicales como para seguirnos elevando por el resto de nuestras vidas.